viernes, 14 de mayo de 2010

Soñé un sueño ya hace tiempo cuando había esperanza y vivir valía la pena. Soñé que el amor no moriría nunca, soñé que Dios perdonaría. Entonces era joven y valiente y se hacían, se usaban y se desperdiciaban sueños. No había rescates que pagar, ni canciones sin cantar, ni vino sin probar pero los tigres vienen de noche con sus voces estruendosas al igual que te arrancan la ilusión vuelven tu sueño en vergüenza. Pero hay sueños que no pueden ser y hay temporales que no podemos capear. Soñé que mi vida sería tan diferente de este infierno en el que vivo, tan diferente ahora de lo que parecía. Ahora la vida ha matado el sueño que soñé.

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